domingo, 23 de octubre de 2011

EL CAFÉ Y EL TANGO

-Este artículo ha sido escrito para un medio informativo no especializado en artes marciales-
EL CAFÉ Y EL TANGO
Un paseo por Bogotá y Buenos Aires

Después de unas cuantas horas de vuelo llegué a Bogotá. Este era mi segundo viaje a este país, invitado por el Dr. David Palau, para impartir un seminario de Artes Marciales Bujinkan Dojo. Cuando revisamos nuestras propias estructuras mentales, observamos el enorme lastre de etiquetas que acumulamos. Una de ellas es identificar cada país con “algo especial”, España toros y flamenco, Japón artes marciales, Argentina tango y asado. Es obvio que esto nos hace disfrutar mucho menos de lo que se podría al tener una pre-concepción hermanada con todos los “pre”, por ejemplo pre-juicio.
Como ya comenté en un artículo anterior, muchos de los “pre” son una gran pérdida de tiempo, pre-ocupación y pre-juzgar son un ejemplo de ello.
El seminario que impartí fue un homenaje a un alumno mío de Colombia, recién fallecido. En la inauguración estuvo su esposa y sus hijos. Les hice entrega de un dibujo  inspirado en el que me envió mi Maestro cuando falleció mi hermano. La vida es muy ágil, es capaz de hacer movimientos extremos y hasta contorsionismos sin quebrarse, aun así hasta las más bellas flores se marchitan. Todo es impermanente.

María Jesús Álava Reyes, en su libro “La inutilidad del sufrimiento” hace una exposición muy interesante sobre ciertos hábitos que conviene potenciar:
1.      Asumir que nos podemos equivocar
2.      Asumir que habrá cosas que desconozcamos o no podemos hacer
3.      Animarnos “a nosotros mismos “ cuando parezca que todo está en nuestra contra
4.      Pensar en positivo
5.      Confiar en nuestras posibilidades
6.      Aceptar que, con frecuencia, las cosas llegan o se consiguen más tarde de lo que pensábamos
7.      Seguir confiando en nosotros después de “un aparente fracaso”
8.      Visualizarnos en positivo
9.      Sonríamos al máximo

Bogotá tiene unas características muy peculiares. Sus gentes siempre tienen una sonrisa para ti, un gesto amable. Es una ciudad muy sectorizada, en la que cada sector representa cierto nivel de peligrosidad. Es una mezcla interesante, amabilidad con peligrosidad. Puedes ver en los negocios a personal de seguridad armado y sientes cada vez que entras en un centro comercial como es necesario pasar por un detector de metales portátil. Soy un enamorado de sus gentes, no he dejado de encontrarme bellas personas en mis viajes a este país. Los organizadores del seminario, el Dr. David Palau y su familia (Dr. Mauricio/padre y Dra. Marta/madre) son unos seres llenos de luz y coraje. Son personas sencillas y con un gran conocimiento.
Durante el curso desarrollé técnicas de la escuela Takagi Yoshin Ryu Jutaijutsu. La escuela Takagi Yoshin Ryu (escuela del árbol alto y el corazón enraizado) fue fundada por Takagi Oriuemon Shigenobu en el siglo XVII. Takagi el fundador de la escuela, ya que estructuró las técnicas que había recibido de los anteriores soke y fundo el Ryu que toma su nombre. Fue una escuela usada por guardaespaldas y sus técnicas están concebidas para ser utilizadas en distancias cortas.
Terminó el evento, y tras un día en la que degustamos una comida criolla en casa del Dr. David Palau, nos dirigimos al Aeropuerto para seguir rumbo a la Argentina vía Perú.
Algunos de los alumnos que participaron en el evento de Bogotá viajaron, seguidamente, a Buenos Aires haciendo que ambos eventos contaran con participantes de Colombia, Venezuela, Chile, Perú, Uruguay, Argentina, Brasil, Panamá, España y Argentina.
En 1991, hace veinte años, fui por primera vez invitado a la Argentina a impartir un seminario. Veinte años…que veloz el tiempo. Este evento tuvo unas connotaciones especiales para mí. Recorrí la mirada por la Avenida Corrientes hasta el Obelisco, vi todos los hoteles en los había “residido” estos años como si fueran mi propio hogar, olí sus calles, observé su cielo, miré los ojos de sus gentes.
Organizado por los profesores Néstor Iscovi y Christian Petroccello, se reunieron casi 200 participantes de diversos países. Muchos amigos, compañeros, alumnos y todos al mismo tiempo maestros. Tanto en Bogotá como en Buenos Aires inauguré el evento afirmando que “estaba allí en calidad de estudiante del Dr. Masaaki Hatsumi y no como instructor de la Bujinkan”, me niego a dejar de aprender.
Y como dijo mi Maestro, hace 18 años, en Buenos Aires: “yo no soy de aquí, yo no soy de allá provengo de un espacio indefinido que me permite adaptarme a todas las circunstancias “
Hoy comienza un nuevo ciclo, cada segundo es un renacer, cada segundo es un cambio. Saber mucho no significa saberlo todo, conocer mucho no significa que tengamos la razón. Vivir una vida en beneficio de los demás seres humanos es, para mí, el único camino. Y en ese caminar existe espacio para uno mismo, para dejar de existir y desaparecer un instante. Entonces uno lo deja todo atrás y se abandona, entendiendo que cada uno de nosotros somos un pequeño grano de arena en este inmenso planeta.
Todos los seres humanos buscan, en esencia, lo mismo, la felicidad; no importa las razas, las religiones, los diplomas que tengas colgados en la pared, ni los países que hayas visitado, aquí no existe diferencias.
Las artes marciales Bujinkan no tienen nada que ver con las religiones, ni con las razas, desgraciadamente en la mayoría de las ocasiones éstas dibujan fronteras entre los seres humanos. Las Artes Marciales de la Bujinkan eliminan las fronteras. No hablo desde la teoría, hablo desde la propia experiencia, hablo desde el respeto, el cariño y la esperanza, desde la imborrable línea que une el alma de cada ser.
En las Artes Marciales Bujinkan existen tres conceptos importantes, la cortesía, los modales y la distancia adecuada.

Hasta la próxima. Un abrazo cordial.
Pedro

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